#NoDiario: Martes, 26 de marzo

hipertextual-mira-se-vio-apagon-venezuela-espacio-2019485370

Ayer volvió el mega apagón. Al menos 17 estados del país sufrieron las consecuencias. Yo ahora tengo electricidad. Volvió en la tarde, luego del almuerzo. Escribo a las 7 de la noche y aún hay muchos estados sin luz, sin servicio telefónico y sin señal de datos. Según Net Blocks, en el 85% del territorio nacional no hay conexión a Internet. Supongo que en esos lugares tampoco hay electricidad. Digo “supongo”, porque no hay información oficial confiable.

Esto es una fatiga. El aire que se respira dice que estamos agotados de la indignación. Nos cuesta mantenernos fuertes ante la miseria. Nos pisotea. Y los usurpadores lo que hacen es escupirnos la cara luego del pisotón. Dicen que el apagón fue causado por un sabotaje, un ataque cibernético o por unos terroristas que quemaron unos cables. Un golpe eléctrico, ¡y hasta una guerra eléctrica!, han dicho.

Si para algo son creativos los comunistas, es para las excusas. A ellos no les come la tarea el perro, sino que el perro es un agente del imperio estadounidense que esconde tareas como método de una guerra de cuarta generación. Ojalá fuera de generación eléctrica, para que genere algo de luz.

Lo peor es que sus shows de propaganda los hacen ver mal por donde se mire. Si desde 2013 están militarizadas las estaciones eléctricas, ¿cómo es posible el sabotaje? Y si son reales, ¿eso quiere decir que están perdiendo la guerra eléctrica? Por ningún lado están haciendo su trabajo bien.

La poca información que tenemos, la obtenemos de la radio, el único medio que sirve sin electricidad. Nos encontramos con que de cada diez emisoras, solo una informa, cuatro ponen solo música y cinco son chavistas y repiten las mismas mentiras. Hoy una locutora de Radio Nacional de Venezuela (oficialista) dijo que el apagón nos está haciendo “retomar la tradición oral”. Habría que preguntarle si le gusta hacerlo con su “rodilla en tierra”.

Mientras procuro no abrir la nevera ni el congelador para conservar los alimentos el mayor tiempo posible, intento aprovechar el tiempo leyendo, escribiendo, trabajando. Me obligo a escribir lo que pasa en el día, para no olvidar estos días de mierda. Sé que muy probablemente los vaya a olvidar en el futuro, porque mi cerebro los va a desechar, como mecanismo de defensa.

Tendremos recuerdos vagos y diremos cosas como: “no había luz por varias horas, y hasta días, había que comprar hielo, no podíamos comunicarnos”. Pero no recordaremos las insatisfacciones pequeñas, el estrés constante, las frustraciones acumuladas.

Buscar hielo en dos, tres, cuatro lugares. Sentir el vacío de la incertidumbre: ¿será que no conseguiré el hielo y se me pudrirá la comida? Hacer colas de horas afuera de una gasolinera cerrada, con la esperanza de que en algún momento abra. No poder pagar con punto de venta y tener que conseguir dólares en efectivo, la nueva moneda nacional de facto. Es agotador. Hacemos diligencias para sobrevivir. Lo detesto.

Échenle bolas que fui al baño y me sentí mal por tener luz y agua. Eso nos hace el comunismo: un daño psicológico profundo. Nos quiebra emocional, moral, anímicamente. Por eso tuiteé hoy que el llegadero no era un estado político, sino anímico, y que ya habíamos llegado. Hasta eso sentí.

Pero, ¿a cuenta de qué me voy a sentir mal por tener un servicio que yo pago? ¡No joda!

Quizá esto pueda sonar a grito malcriado en medio de la pobreza real de tanta gente. Pero es el grito de la clase media rehusándose a ser pobre. Nos resistimos al empobrecimiento sistemático al que nos quiere someter el chavismo. Chávez decía que ser rico es malo. No, lo malo es ser pobre.

Lo diré una y mil veces.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.